lunes, 20 de abril de 2020

EPIDEMIOLOGÍA


Los primeros estudios epidemiológicos rigurosos (años 50’s y 60’s) demostraron claramente los riesgos que conlleva fumar para la salud. El informe de Doll y Hill (1956) puso de manifiesto la relación entre fumar cigarrillos y cáncer de pulmón. En los años 60, informes como el del Royal College of Physicians (1962), y el primer informe del Surgeon General sobre el tabaco, conocido popularmente como informe Terry (USDHHS, 1964) apuntalan las consecuencias adversas del tabaco sobre la salud (Becoña, 2001).

Kuri et al (2006) plantea que en México desde el año 1988, se ha fortalecido la vigilancia epidemiológica de las adicciones, a través de las Encuestas Nacionales de Adicciones (ENA), lo cual permite contar con una visión más clara del tabaquismo en el país. De esta manera es posible idear mejores lineamientos para detener la epidemia.

En 1990 se estableció de manera formal en México el Sistema de Vigilancia Epidemiológica de las Adicciones (SISVEA), con el propósito de conocer la conducta de la población sobre el consumo de sustancias lícitas e ilícitas. Sin embargo, es hasta el año 2001 cuando se incorpora en este sistema la información proveniente de las clínicas de tabaco, como parte de la producción de información y vigilancia (SISVEA, 2006 en Kuri et al, 2006).

La Universidad Autónoma de Nuevo León (2019) informa que, en México, hay 15 millones de fumadores, de los cuales, 684 mil (cinco por ciento) son adolescentes de 12 a 17 años. En 2019, se contabilizaron 74 mil adolescentes mexicanos de 12 a 17 años que consumen un promedio de 5.8 cigarros al día; un total de 611 mil jóvenes aseguraron consumirlo de forma ocasional.

En 2011, la edad promedio en que los mexicanos comenzaban a fumar era a los 21 años, sin embargo, en 2019, el inicio es a los 19 años (ENCODAT en UANL, 2019). La UANL (2019) establece la siguiente correlación: a menor edad, mayor adicción.

Los síntomas más comunes que se asocian a la adicción son la pérdida de control del uso del tabaco que se caracteriza por episodios de su uso compulsivo que encamina a la inversión de tiempo y energía en la conducta adictiva, de modo que cada vez el adicto funciona con más dificultad en su vida normal (Iglesias, 2010).
Cada año, en México mueren 50 mil personas por enfermedades asociadas al consumo de tabaco, lo que representa el 10 por ciento de las muertes nacionales (UANL, 2019).

En términos de tendencias poblacionales, la asociación entre la depresión y el tabaquismo ha sido estudiada. Los hallazgos sugieren que los sujetos depresivos estan más implicados con la nicotina que los que nunca han tenido una depresión. Los autores que realizaron esta investigación concluyeron que las relaciones entre el fumar y la depresión son probablemente múltiples y complejas, y también que el cese del tabaquismo guarda una estrecha relación con la mejoría de enfermedades mentales severas (De León, 2005 en Lugones et al, 2006).


 

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