martes, 21 de abril de 2020

PROGRAMAS DE INTERVENCIÓN

Los programas de intervención de las adicciones sirven para que los terapeutas en sus sesiones cuenten con una guía actualizada y didáctica.

El 31 de mayo la OMS celebra el día mundial sin tabaco; esta campaña, aunque anual, pero con bastante publicidad sirve para generar conciencia sobre los efectos nocivos y mortales del tabaco. Ya que en los países desarrollados es la principal causa de mortalidad y morbilidad “evitables”.

Programa para dejar de fumar del ayuntamiento de Madrid.
Este programa tiene como objetivo la reducción del consumo de tabaco.

Los programas psicológicos multicomponentes se basan en la Teoría del aprendizaje social; es decir, parte de la idea de que fumar es una conducta de la interacción.

La meta de este programa es reducir el consumo de tabaco. El programa consta de 7 sesiones, donde se busca llevar a cabo las siguientes tareas terapéuticas y en cada una de ellas cumplir con los objetivos específicos:

 

 

ESTRATEGIAS

Existen muchas estrategias y programas, que se pueden usar para el tratamiento del abuso del tabaco; el uso de ellas dependerá principalmente del paciente para que sean efectivas, cuyo principal objetivo es la abstinencia total, o depende el caso obtener una reducción (fumador controlado). Por ejemplo, tenemos las estrategias de autocontrol:

·       Registro del consumo de cigarrillos: Mediante una bitácora para que el paciente pueda ver los resultados y le sirva de motivación. Estrategia que consiste en la reducción de cigarrillos fumados.

·       Reducción gradual de la ingesta de nicotina y alquitrán: Mediante la técnica RGINA. Estrategia que consiste en cambiar la marca de cigarrillos, con la finalidad de consumir paulatinamente menor cantidad de nicotina. Técnica muy utilizada por los fumadores moderados o severos.
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TRATAMIENTOS CONDUCTUALES


Existen tratamientos conductuales que pueden ser utilizados al mismo tiempo con medicamentos o sin éstos para combatir el tabaquismo. Estos tratamientos hacen uso de métodos que tienen por objeto ayudar a los fumadores a romper el hábito, estos métodos hacen uso de materiales de autoayuda hasta la terapia cognitiva­conductual individual. 

Se trata de enseñar a las personas a identificar cuáles son las situaciones de alto riesgo que le incitan a fumar, para que una vez detectadas, la persona pueda desarrollar estrategias alternativas para no fumar o bajar el número de cigarrillos en ciertas situaciones que le provocan la necesidad de hacerlo, se le enseña también al paciente a manejar el estrés, a mejorar su habilidad para resolver problemas, así como para incrementar el apoyo social. 

Cada caso en particular requiere ajustar la terapia y estrategias a seguir, de acuerdo a la actividad, necesidades, modo de vida social y cultural de cada paciente, para que el tratamiento tenga mayor probabilidad de éxito.

Hoy en día no es necesario el acudir personalmente a una clínica, ya que se han desarrollado líneas telefónicas de ayuda y sitios web, en las cuales se proporciona a los fumadores diversa información, consejos y estrategias de ayuda para romper el hábito de fumar.

Tabaquismo: tratamientos para vencer la adicción - Buena Vibra


TIPOS DE EVALUACIÓN

Previa a la evaluación de la relación directa del fumador con el tabaco, Bello S, Sergio, Flores C, Álvaro, Bello S, Magdalena, et al (2009) sugieren que es recomendable realizar una evaluación general de la persona, con una completa anamnesis y examen físico. Los autores precisan que el enfoque de esta medición previa debe de estar en aquellos parámetros que pueden modificarse durante el proceso del abandono del tabaco, como son la presión arterial, el pulso, el peso, etc.

Posteriormente, y al ser el tabaquismo una adicción, es menester determinar la magnitud de la dependencia física y psicológica del fumador con su objeto.

Para evaluar la primera, el test de Fagerström es ampliamente utilizado y validado (Tabla 1). 











Por otro lado, la dependencia psicosocial también juega un rol fundamental en la vida del fumador, pues este está prácticamente condicionado a enfrentar distintas situaciones de su vida con el acompañamiento de un cigarro. La evaluación de este tipo de dependencia puede ser realizada a través del test "Por qué fuma usted". (Tabla 2). Según Bello S, Sergio, Flores C, Álvaro, Bello S, Magdalena, et al (2009), esta medición permite evaluar el papel que juega el consumo del tabaco en cada fumador en los aspectos de estimulación, manipulación, placer, manejo de la tensión, adicción, automatismo y entorno social.


















Estos mismos autores también sugieren otra herramienta de evaluación psicoemocional de la persona, la cual permitiría tomar una decisión en tanto si el fumador está o no en condiciones para un proceso terapeútico o debe realizar otros tratamientos antes. Este instrumento es el test de Goldberg que comparto a continuación (Tabla 3): 


























 


Es de suma importancia tomar en cuenta de que hay distintos factores que influyen en el éxito o fracaso de un tratamiento. Según Bello S, Sergio, Flores C, Álvaro, Bello S, Magdalena, et al (2009), sugieren que variables como la disposición a suspender el tabaco, el grado de autoestima, el contar con una red de apoyo y cierto grado de motivación, son factores que aumentan la tasa de abstinencia, mientras que la dependencia a la nicotina, la comorbilidad psiquiátrica, el abuso de sustancias, y los altos niveles de estrés, la disminuyen. Para medir todas estas variables, se puede utilizar el test de Richmond (Tabla 4).

 






 
 

lunes, 20 de abril de 2020

DEFINICIÓN


El tabaquismo es definido como una enfermedad crónica sistémica, la cual pertenece al grupo de las adicciones y se encuentra catalogada por el Manual de Diagnóstico y Estadística de los Trastornos Mentales (DSM-IV) de la American Psychiatric Association (1949) (Iglesias, 2010).

De acuerdo con Iglesias (2010) el concepto de tabaquismo ha evolucionado con el paso de los años. En los años 60’s el consumo de tabaco era considerado como un hábito, en los 70’s se planteó como una dependencia; a mediados de los 80's se reconoce a la nicotina como una sustancia poderosamente adictiva y avanzados los 90's se convirtió en la clínica del fumador. Este autor afirma que “el hecho de fumar encaja perfectamente con el concepto de droga”.

El tabaquismo se ha considerado como uno de los problemas más graves de salud pública a nivel mundial, y se ha definido como la epidemia silenciosa del siglo XX. Su surgimiento se asocia al desarrollo y la industrialización (Lugones et al, 2006).


CLASIFICACIÓN


 


Iglesias (2010) plantea que el Tabaquismo se diagnostica por la presencia, durante 12 meses, de tres o más de los siete criterios propuestos por la clasificación de enfermedades mentales:

1.  Tolerancia: que implica la disminución del efecto obtenido con una dosis constante de la droga, lo que hace que se incremente progresivamente la dosis para obtener el grado de satisfacción deseado.

2.  Privación: que implica la aparición de un síndrome de abstinencia ante la falta de la droga.

3.  Fumar: una cantidad mayor, o por un período de tiempo mayor que el que se desea.

4.  Tener un deseo persistente de fumar e intentos fallidos para disminuir la cantidad que se fuma.

5.  Utilizar considerables períodos de tiempo obteniendo o utilizando tabaco.

6.  Rechazar o despreciar oportunidades sociales y de trabajo por fumar.

7.  Continuar fumando aún a sabiendas del daño que ocasiona a la salud.

Según la OMS (2006) el tipo de consumo está asociado con el número de cigarrillos consumidos al día, así que se ha desarrollado como estrategia para evaluar el nivel de consumo asumiendo como factor principal la frecuencia diaria de consumo, sin tener en cuenta otros aspectos clave como la intensidad de la ingesta y los problemas asociados al consumo. Así de acuerdo con la OMS (2006) los fumadores se clasifican en (Londoño et al, 2011):

Fumador leve: consume menos de 5 cigarrillos diarios.

Fumador moderado: fuma un promedio de 6 a 15 cigarrillos diarios.

Fumador severo: fuma más de 16 cigarrillos por día en promedio.

Londoño et al (2011) afirma que existe otro tipo de fumadores que no encajan en esta clasificación debido a que tienen un nivel de consumo bajo pero constante, denominados fumadores light. Este tipo de fumadores parece estar protegido ante la adicción, pues cuentan con un grupo de factores protectores como con una alta valoración al éxito académico, soporte social y bajo consumo de cigarrillo entre padres y amigos (Presson et al, 2002 en Londoño et al, 2011).

EPIDEMIOLOGÍA


Los primeros estudios epidemiológicos rigurosos (años 50’s y 60’s) demostraron claramente los riesgos que conlleva fumar para la salud. El informe de Doll y Hill (1956) puso de manifiesto la relación entre fumar cigarrillos y cáncer de pulmón. En los años 60, informes como el del Royal College of Physicians (1962), y el primer informe del Surgeon General sobre el tabaco, conocido popularmente como informe Terry (USDHHS, 1964) apuntalan las consecuencias adversas del tabaco sobre la salud (Becoña, 2001).

Kuri et al (2006) plantea que en México desde el año 1988, se ha fortalecido la vigilancia epidemiológica de las adicciones, a través de las Encuestas Nacionales de Adicciones (ENA), lo cual permite contar con una visión más clara del tabaquismo en el país. De esta manera es posible idear mejores lineamientos para detener la epidemia.

En 1990 se estableció de manera formal en México el Sistema de Vigilancia Epidemiológica de las Adicciones (SISVEA), con el propósito de conocer la conducta de la población sobre el consumo de sustancias lícitas e ilícitas. Sin embargo, es hasta el año 2001 cuando se incorpora en este sistema la información proveniente de las clínicas de tabaco, como parte de la producción de información y vigilancia (SISVEA, 2006 en Kuri et al, 2006).

La Universidad Autónoma de Nuevo León (2019) informa que, en México, hay 15 millones de fumadores, de los cuales, 684 mil (cinco por ciento) son adolescentes de 12 a 17 años. En 2019, se contabilizaron 74 mil adolescentes mexicanos de 12 a 17 años que consumen un promedio de 5.8 cigarros al día; un total de 611 mil jóvenes aseguraron consumirlo de forma ocasional.

En 2011, la edad promedio en que los mexicanos comenzaban a fumar era a los 21 años, sin embargo, en 2019, el inicio es a los 19 años (ENCODAT en UANL, 2019). La UANL (2019) establece la siguiente correlación: a menor edad, mayor adicción.

Los síntomas más comunes que se asocian a la adicción son la pérdida de control del uso del tabaco que se caracteriza por episodios de su uso compulsivo que encamina a la inversión de tiempo y energía en la conducta adictiva, de modo que cada vez el adicto funciona con más dificultad en su vida normal (Iglesias, 2010).
Cada año, en México mueren 50 mil personas por enfermedades asociadas al consumo de tabaco, lo que representa el 10 por ciento de las muertes nacionales (UANL, 2019).

En términos de tendencias poblacionales, la asociación entre la depresión y el tabaquismo ha sido estudiada. Los hallazgos sugieren que los sujetos depresivos estan más implicados con la nicotina que los que nunca han tenido una depresión. Los autores que realizaron esta investigación concluyeron que las relaciones entre el fumar y la depresión son probablemente múltiples y complejas, y también que el cese del tabaquismo guarda una estrecha relación con la mejoría de enfermedades mentales severas (De León, 2005 en Lugones et al, 2006).